Un rasgo laudable. El Noroeste, 12 de agosto de 1923.
Muchas veces, los maestros de este
Concejo nos habíamos lamentado de que las escuelas en que ejercemos seguían
siendo víctimas de la indiferencia y sin ocasión de admirar un solo rasgo de ayuda.
Porque
estábamos acostumbrados a tanta frialdad fue mayor la sorpresa recibida al ser
invitados para una reunión en las Consistoriales, por don Manuel Díaz Granda,
presidente de la Sociedad Benéfica de Naturales del concejo de Las Regueras
(Habana), con el fin de tratar asuntos importantes en beneficio de la
Enseñanza.
Acudimos
al sitio indicado, a donde concurrieron además del señor Granda, un buen número
de entusiastas americanos miembros todos de la Sociedad bienhechora y cuyos
nombres siento no recordar para hacerlos públicos; el dignísimo alcalde del
Ayuntamiento, don Miguel del Río; el teniente de alcalde don Manuel Turargo, el
activo e inteligente secretario don Godofredo González, el joven concejal don
Alfredo Martínez, y otras muchas personas.
Apenas
hubo terminado la sesión municipal, en la que quedó aprobada las consignación
de 115 pesetas para reparaciones en la escuela de Soto, el señor alcalde invitó
al señor Granda a que ocupara la silla presidencial, desde la que dirigió la
palabra a los circunstantes, haciendo resaltar la importancia de la Escuela y
el maestro, factores –dice- de los que hay que esperar todo lo bueno que la
sociedad necesita.
Porque
estamos convencidos de esto –sigue diciendo- lo mismo yo que los demás
elementos constituyentes de la Sociedad Benéfica de Naturales del Concejo de
Las Regueras, en la última sesión celebrada, hemos acordado por unanimidad
absoluta conceder tres premios en cada una de las tres escuelas del Concejo
para los tres alumnos, niñas o niños, que más sobresalgan en los estudios de
Aritmética, Gramática y Escritura, y que dichos premios consisten en lo
siguiente: Primero.- En los libros que a juicio del profesor necesite el alumno
para estudiar el curso siguiente y quince pesetas.
Segundo.-
En los libros que a juicio del profesor necesite el alumno para estudiar el
curso siguiente y diez pesetas.
Tercero.-
En los libros que a juicio del profesor necesite el alumno para estudiar el
curso siguiente y cinco pesetas.
Como
el señor Granda se mostró partidario de que dichos premios los repartieran los
señores maestros, cada uno en su respectiva escuela, estos hicieron ver la
necesidad de que el señor presidente de la Junta local de Primera Enseñanza y
otros miembros de la misma por él designados les acompañen en ese acto, que
tendrá lugar el próximo septiembre.
El
señor alcalde aceptó la propuesta, terminando el acto expresando el señor
Granda el deseo de que el Magisterio reguerano y demás concurrentes al acto le
acompañaran a tomar café, obsequiando además a todos con excelentes habanos.
Cuando
ya el señor Granda se disponía a partir, un maestro se levantó a darle las
gracias en nombre de sus compañeros y de los niños del concejo, suplicándole
las hiciera extensivas a todos los miembros de la Sociedad que tan dignamente
preside.
Hacemos fervientes votos por que todos los componentes de tan altruista Sociedad progresen mucho en sus negocios y así cuenten con mayores probabilidades de continuar la obra empezada que no puede ser más humanitaria ni más patriótica.
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